CONCEPTO Y REFLEXIÓN. PELIGROSAS VERDADES. – Revista CONCEPTO Y REFLEXIÓN

Por: Nancy C. Prieto Caballero.

ANÁLISIS DE: LA DECLAROCLACIA EN LA PRENSA. GIDEON LICHFIELD.

No corresponde al título de una película, sino a la dura y triste realidad que vive el periodismo en México. La mayoría de las veces, sólo las noticias que están con el mejor postor, salen a la luz, y aquellas, que van en contra de intereses públicos y privados, son perseguidos y silenciados: la historia de una retórica invertida.

En México, como en muchos otros países, hay un debate en cuestión a la libertad de expresión. Decenas de periodistas han perdido su vida en defensa de su profesión; cuando se debe salvaguardar esta libertad, paradójicamente no hay autoridades ni seguimiento en la protección, desatando violencia, corrupción y agravio a los que no tienen recursos. Existe falta de transparencia y equidad, sólo sobrevive la pluma con la mejor partida, el de mayor influencia, el que se deja guiar con las ya marcadas líneas editoriales (lo que sí se puede publicar, y en donde no investigar), que responden a intereses propios de un sector en particular, vaya desafío.

Sin embargo, ¿qué hay de la otra parte, esa que nos confiere como profesionales?, pareciera un juego de palabras, el uso de los verbos: subrayó, aclaró, determinó, reflexionó, manifestó, acusó etc., son solo una muestra de la situación que se vive día a día al afrontar el contexto de investigación de cualquier artículo periodístico, pero, ¿se utilizan correctamente para dar un valor a las notas informativas?, se está perdiendo ese sentido arduo de examinar a fondo cada pormenor de cualquier hecho. Muchos se limitan al momento de abordar algún tema en particular, ya sea por miedo a represalias, o que no tiene la preparación ni el compromiso que exige tan bello oficio.

Es una dura apuesta donde está en juego, no sólo la calidad de la información, sino también, el alcance que puede llegar a tener, en donde la noticia ya no se rija por los intereses de algunos, sino más bien, por la objetividad de la misma.

Es inherente pensar, que el periodismo debe seguir siendo periódicos impresos y anuncios en radio y televisión. La tecnología está presente en cualquier lugar de nuestro entorno, desde la comunicación hasta la infraestructura de cualquier trabajo. El actual ritmo de vida exige veracidad en las crónicas, lo que implica que una nota que se debe analizar antes de publicar, se salte los filtros de edición y evaluación de calidad, provocando que no toda la redacción sea significativa.

Puede calificarse a un investigador en la materia, o bien a un comunicólogo, como un todólogo, pues debe fungir, tanto el conocimiento propio de la ciencia como preparación multimedia, pero muchos son renuentes a esta transformación, ello no debe implicar que se pierda la mayor esencia: informar con precisión, convivencia clara con los hechos reales y fuentes fidedignas. La labor de un verdadero periodista es algo que no se puede reemplazar con algunos blogs o sitios web aficionados, es el “Cuarto Poder”, tiene en sus manos vigilar el funcionamiento correcto de una democracia, llegar al fondo de tenebrosos mundos gubernamentales y empresariales, dedicar largas jornadas de trabajo para dar cabida a información con valor, escudriñar todo elemento, pues sólo así, se causará un verdadero cambio e impacto en la sociedad.

Estamos en tiempos de transición, hace unos cuantos días se declaró la entrada a la Cuarta transformación del país, y donde se subrayó el fracaso y salida del Neoliberalismo, aún impera la incerteza, sólo el tiempo dirá que dirección tomará el país y la práctica del reportaje en busca de la verdad. No es fácil, es un gran reto laborar y progresar en las entrañas de este mundo sin perder el camino, y más con las demandas tecnológicas; no hay una fórmula mágica, depende de cada uno de nosotros, de la entrega, de nuestro compromiso. Se trata de crear mentes con liderazgo, que no tengan temor de alzar la voz, ni de evolucionar la comunicación para el bien común.

BIBLIOGRAFÍA